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Nuestra Historia

Todo comenzó en 1920, cuando el Dr. William C. Dunscombe, después de servir por diez años como médico misionero de la Iglesia Adventista en Japón y Africa, aceptó la invitación para ir a trabajar a la Central Guánica, en el poblado de Ensenada. Llegó a Puerto Rico con su esposa Hattie y sus tres hijos: Dorothy, Colby y Lois.

La compañía azucarera tenía su propio hospital y al lado estaba la farmacia. El doctor Dunscombe era el médico de los administradores y empleados de la Central, y de los miles de campesinos cortadores de caña. Cuando los enfermos no podían ir al hospital, él los visitaba en sus hogares. Viajaba a pie, a caballo, o en carretas de bueyes. Durante el "tiempo muerto", cuando no había corte ni molienda de caña, tres veces por semana el doctor Dunscombe regalaba plátanos, arroz, habichuelas, harina de maíz y otros alimentos a los pobres de Ensenada y Guánica. También les regalaba las medicinas o dinero para que las compraran.

Su fama como médico misionero, filántropo y cristiano se extendió por toda el área oeste. Así fue como entró en contacto con el Sr. Juan Mari Ramos, hombre de negocios residente en Mayagüez. Se hicieron muy buenos amigos y el doctor le expresó su deseo de fundar un hospital en Mayagüez, que para aquel entonces tenía una población de 70,000 habitantes.

En 1940, al vencerse el contrato con la Central Guánica, don Juan Mari Ramos le sugiere al doctor Dunscombe que comprara el Hospital St. Mary de Mayagüez, que estaba para ser subastado por su dueño, Dr. Ramírez Cuerda. El doctor Dunscombe obtuvo la subasta y adquirió el Hospital St. Mary por $30 mil. Era un hospital prácticamente nuevo, con cuatro casas de viviendas para los médicos. Estaba ubicado en lo que son hoy terrenos del Recinto Universitario de Mayagüez. La estructura aún existe como edificio histórico.

En mayo de 1941 se unió a la práctica médica del doctor Dunscombe su hijo Colby, recién graduado de medicina con una especialidad en oídos, nariz y garganta, y su esposa Phyllis, enfermera graduada. En septiembre del mismo año llegó otro médico misionero, Dr. Charles Moore. Con estos tres médicos, sus esposas como enfermeras graduadas y varias enfermeras prácticas que ellos mismos adiestraron, dio inicio lo que se conoció como el Dunscombe Hospital.

En 1942, y debido a la necesidad de expansión del Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas, el Gobierno expropió el Dunscombe Hospital para establecer el Instituto de Agricultura Tropical.

Al ver que su amigo no tenía un lugar donde continuar su práctica médica, don Juan Mari Ramos le ofreció en venta una casa que él poseía en la calle Méndez Vigo, en el centro de la ciudad de Mayagüez. Con el dinero que el doctor Dunscombe obtuvo de la expropiación del hospital, adquirió la propiedad. La habilitó para oficinas médicas, facilidades de rayos x, laboratorio y sala de tratamiento, dando así origen a la Policlínica Dunscombe, que años más tarde se conoció como la Policlínica Bella Vista. Los casos de hospitalización y cirugía eran llevados a la Clínica Ramírez, que estaba cerca de la Policlínica. Sin embargo, en el corazón del doctor Dunscombe ardía el deseo de construir un hospital.

Conociendo ese deseo, el Sr. Juan Mari Ramos ofreció en venta al doctor Dunscombe cinco cuerdas de terreno en el Cerro Las Mesas, oferta que él aceptó. Se hicieron planes para la construcción de un hospital de 20 camas, a un costo de $75 mil, con la idea de expandirlo más adelante. Entonces el Gobierno Federal ofreció al doctor Dunscombe pagar dos terceras partes del costo total del hospital con la condición de que se aumentara a 75 camas. Finalmenmte se decidió construirlo de 82 camas. El doctor Dunscombe hizo una donación de $14 mil, la mayor de las contribuciones recibidas, a la vez que él mismo buscaba donativos.

En abril de 1950 se llevó a cabo la ceremonia de colocación de la primera piedra. El propio doctor Dunscombe le dio el nombre de Hospital Bella Vista por su ubicación, su vista panorámica y la belleza de la naturaleza que lo circundaba.

El 4 de enero de 1954 se abrieron las puertas del Hospital Bella Vista y se admitió el primer paciente, Sr. Juan Rodríguez, un veterano de la segunda guerra mundial.

Cinco años después de la apertura del Hospital, el doctor Dunscombe sufrió una caída, causándoles lesiones internas muy severas. Fue hospitalizado en su propio hospital. Tristemente falleció dos días después, el 24 de agosto de 1959, a los 78 años de edad. Fue sepultado en el cementerio de Forest Lawn, en Glendale, California. El Dr. William C. Dunscombe sirvió a la humanidad como médico-misionero por 49 años, 39 de los cuales fueron en Puerto Rico.

En reconocimiento por su labor humanitaria y su contribución a la salud de los mayagüezanos, la Asamblea Municipal de Mayagüez designó una de las avenidas más importantes de la ciudad como la Avenida William C. Dunscombe.

Días antes de su muerte, el doctor expresó tres deseos:

1.  Que el Hospital Bella Vista fuera ampliado y llegara a ser una institución hospitalaria de gran cuidado humano y reconocida por su profesionalismo.
2.  Que se estableciera una academia cercana al Hospital, con internado, para que los estudiantes pudieran trabajar en el hospital y así pagarse los estudios.
3.  Que el Hospital tuviera su propia escuela de enfermería.

Estos tres sueños se convirtieron en realidad. La academia que él soñaba se desarrolló en lo que hoy es la Universidad Adventista de las Antillas. Una escuela de enfermería, que hoy forma parte de esta universidad, tuvo su origen en el Hospital. Esta escuela de enfermería está catalogada como una de las mejores en toda la Isla. La realidad superó por mucho los sueños del doctor Dunscombe.

Tal y como era su deseo, por su profesionalismo y calidad humana, en poco tiempo el Hospital ocupó un destacado lugar entre las instituciones de su clase en la ciudad de Mayagüez. Como resultado, la necesidad de una ampliación se hizo imperante. En 1972 dio comienzo la construcción de la tan ansiada expansión. El entonces gobernador, Hon. Luis A. Ferré, fue el invitado especial para esa ocasión.

La construcción, que incluyó 75 camas adicionales y una nueva cafetería, terminó en 1974, aumentando el total de camas a 157. El entonces gobernador, Hon. Rafael Hernández Colón, fue el invitado especial para la inauguración de las nuevas facilidades.

A través de los años, el Hospital Bella Vista ha continuado creciendo para satisfacer las necesidades de sus pacientes. En octubre de 2003 se completó la remodelación y ampliación de la sala de emergencia y el laboratorio clínico. La nueva sala de emergencia cuenta con 22 cubículos, dos áreas para procedimientos, amplia sala de espera, tres ventanillas para entrevistas a pacientes y equipos de la más alta tecnología. El laboratorio clínico es uno de los más modernos del área oeste.

En 1997 el Hospital recibió autorización para establecer una residencia en Medicina de Familia. Actualmente este programa cuenta con 16 residentes, y 20 médicos han completado su especialidad.

Por sesenta y cinco años el Hospital Bella Vista se ha distinguido por su filosofía en la prestación de servicios. Reconociendo la naturaleza tridimensional del ser humano, en el cuidado del paciente se toman en consideración sus necesidades físicas, mentales y espirituales.

El Hospital Bella Vista da prestigio a la Sultana del Oeste por la calidad de sus servicios. Esta institución, a mil pies de altura sobre el nivel del mar en el Cerro Las Mesas, es un faro de luz que alumbra el camino hacia el Médico Divino, fuente suprema de sanidad y esperanza.

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